Pablo Halpern: «Los rumores son miserables, pero cuando la Presidenta los comenta incurre en un error»

Junto con cuestionar que Bachelet aluda a versiones sobre su salud o dimisión, el ex director de la Secom descarta que críticas sean porque es mujer. «A Piñera lo trataron muy mal», acota.

Pablo Halpern

Pablo Halpern ha encabezado la Secretaría de Comunicaciones (Secom) en La Moneda. Ha estado detrás, en mayor y menor medida, de las campañas presidenciales de Eduardo Frei, Michelle Bachelet y Andrés Velasco.

Aunque hoy sus preocupaciones las divide entre el teatro y sus consultorías, tanto acá como en Estados Unidos, igual sigue con atención lo que pasa en Chile, con la Presidenta, el gobierno, los partidos y la incipiente carrera presidencial.

La Presidenta Bachelet llegó a niveles récord de desaprobación. ¿Es por las reformas, el caso Caval, gestión del gobierno, problemas comunicacionales?

No hay solo un factor. Pero si tuviera que quedarme con dos diría que es la sordera y la falta de adaptabilidad del gobierno. No escucha a las encuestas, no escucha a las facciones más centristas de su propia coalición, no escucha a los empresarios, no escucha a los dirigentes de las pymes, no escucha a los padres que defienden la libertad de elegir la educación de sus hijos. A esto se agrega una confusión en las señales. No hay relación entre lo que el gobierno dice y lo que hace. En el discurso aparecen la gradualidad, los acuerdos, el diálogo. Pero la realidad es que el programa sigue siendo la piedra filosofal de la Presidenta, y no tiene la menor intención de apartarse de él. El resto son solo palabras.

¿El caso Caval afecta porque mermó el gran capital que tenía Bachelet (probidad, austeridad) o por la forma cómo lo enfrentó, al decir que se enteró por la prensa y al no rechazar categóricamente la conducta de su hijo y nuera?

A estas alturas afirmar que la crisis fue mal manejada es una majadería. Pero creo que el efecto final habría sido similar, más allá del manejo. En el caso Caval la Presidenta confundió la verdad con la verosimilitud. Puede ser cierto que ella se enteró del negocio de su hijo por los diarios, pero resulta inverosímil. Antes de definir un mensaje, es esencial hacer esta distinción. Si no es verosímil, aunque sea real, no sirve.

En 2008 si bien la situación en términos de respaldo ciudadano no era tan compleja, los números tampoco eran buenos, y fue a partir de septiembre de ese año, con el manejo de la crisis económica, que se revirtió todo. ¿Es ese el guión que más le acomoda a la Presidenta?

Hoy la situación es muy distinta. La orientación de su primer gobierno estaba más en sintonía con la gente. Ahora los problemas son estructurales. Hay que sincerar que este es un gobierno de izquierda y no de centroizquierda, como lo fueron los gobiernos de la Concertación. Y es un gobierno de izquierda a pesar que la DC es parte de la coalición. Pero la DC abdicó de su rol moderador. No en el discurso, pero sí en la votación de los proyectos. Al final, en el Congreso se cuadra con lo que el gobierno define. Adicionalmente, el 2008 el descrédito de los políticos y las instituciones no tenía los niveles de profundidad que ha alcanzado en este ciclo. La presión evaluativa sobre las autoridades ha aumentado exponencialmente. Las cosas pueden mejorar, pero esta vez no anticipo un vuelco dramático.

¿A raíz del terremoto y del complejo escenario económico puede existir espacio para repetir ese libreto?

Esto me remonta a la Copa América. Se afirmaba con mucha propiedad que si Chile ganaba, la popularidad de la Presidenta mejoraría. Chile ganó, y desde ese día la popularidad de la Presidenta solo ha bajado. Ahora es el turno del terremoto. Se hacen lecturas lineales y anacrónicas respecto de los efectos que viejas estrategias tienen en la opinión pública. En el caso de la Copa América la gente se dio cuenta que hubo una utilización y terminó siendo contraproducente. Si se trata de usar el terremoto de la misma manera, y no digo que se esté haciendo, el efecto volverá a ser adverso. El punto de fondo es que la capacidad de lectura y de interpretación de las personas frente a la comunicación política ha aumentado ostensiblemente. Intentar pasar gato por liebre ya no tiene destino.

La Presidenta ha aludido varias veces a los rumores sobre su renuncia y de complicaciones de salud. ¿Es bueno que un Presidente se haga cargo de comentarios de pasillo?

Estos rumores son francamente miserables, pero cuando la Presidenta los comenta incurre en un error. Estaban circunscritos a un micro segmento de la opinión pública. Su reacción les aumentó la visibilidad, la puso a la defensiva, y como tiene bajos niveles de confianza y de adhesión, no se le da el beneficio de la duda. En cualquier escenario reputacional adverso, lo que ayuda es sacar rápidamente los cuestionamientos de la agenda y no mantenerlos, que es lo que ella hace cuando intenta desmentirlos.

Hay quienes ven un intento por victimizarse.

No veo eso. Creo que su necesidad de defenderse es genuina. Otra cosa es que la estrategia sea la correcta.

Ya en su primer gobierno la Presidenta habló de intentos de “femicidio político”.

Eso es tan absurdo como lo son los rumores acerca de su renuncia. Tampoco creo que el trato que se le está dando sería distinto si fuera hombre. A Piñera lo trataron muy mal cuando su popularidad empezó a declinar. Los chistes y las caricaturas eran brutales. Aquí no hay femicidio político, como tampoco veo una operación destinada a desestabilizarla. El gobierno se desestabiliza solo, al insistir de manera pertinaz en un programa que fracasó en lo técnico y en lo político, y que no cuenta con el apoyo ciudadano. Un solo ejemplo: la reforma tributaria derivó en 50 circulares aclaratorias. No fueron suficientes. Ahora hay que hacer un proyecto de ley para repararla. El nivel de irresponsabilidad e incompetencia ha sido inaudito.

Usted es amigo y participó de la campaña de Andrés Velasco. ¿Con el almuerzo de $ 20 millones con los dueños de Penta, se murió la frase de las ‘malas prácticas’?

Conozco a Andrés hace más de 40 años. Nadie me va a convencer de que ha hecho algo incorrecto. El discurso de las buenas prácticas cumplió su ciclo en la primaria, como ocurre con todas las narrativas de campaña. Vencen cuando la elección se termina.

¿No le parece un exceso que por una charla de dos horas se paguen $ 20 millones?

Me consta que a los académicos del nivel de Velasco se les paga esas cifras. El resto es demagogia.

Link: http://goo.gl/clmejC

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