EL 2011 como efecto del movimiento estudiantil y su crítica al sistema educacional, Alberto Mayol afirmó que presenciábamos el derrumbe del modelo. Muchos señalaron que no era el modelo el cuestionado, sino que muchos buscaban, simplemente, mejorar su inserción en él. Bajo Bachelet reapareció el debate impulsado por la oposición al proceso de reformas. Se decía que los problemas del gobierno radicaban en una mala lectura de los movimientos sociales, que se le había hecho demasiado caso a la “calle” y que por ello, de forma irresponsable, se habían planteado reformas sacadas de la cabeza de mentes afiebradas, mal preparadas y populistas. Se pretendía negar la necesidad imperiosa de cambios.
La Enade 2015 ha venido a resolver la discusión. Impactados por la colusión del “confort”, los asistentes escucharon de boca de Alberto Salas una condena radical a la manera de hacer negocios en Chile: “No debemos tolerar ninguna ventaja que se riña con la buena competencia o la ética, ningún atajo o pillería, abuso o colusión”. Llamó además la atención sobre la necesidad de modificar los sistemas de incentivos a los ejecutivos, reconocimiento implícito de que los modelos de negocios predominantes están a la base de los comportamientos colusivos.
Hasta hace poco las malas prácticas parecían afectar a algunos empresarios, aunque importantes, fuera del main stream. Ahora aparece involucrado, probablemente, el empresario más destacado del país, líder de uno de los principales y más antiguos grupos económicos, voz oficiosa de la opinión empresarial sobre los grandes temas y presidente del principal centro de pensamiento del país.
La Enade 2015 concluye el debate en torno al fin del modelo. Están en cuestión las prácticas del empresariado nacional; el modelo productivo centrado en la producción de commodities poco intensivo en conocimiento y muy vulnerable a los vaivenes de la economía internacional. También el modelo de mercado aplicado en la educación, el sistema de salud privado (recuérdese los cientos de miles de procesos judiciales en contra de las Isapres), el sistema de AFPs y el sistema de relaciones laborales cuya reforma está avanzando. Están en marcha las transformaciones del sistema de financiamiento de la política, de funcionamiento de los partidos. En este contexto, es evidente que la Presidenta Bachelet con su programa de reformas ha sido la primera en ensayar una respuesta a los desafíos indicados. La OCDE, una de las instituciones internacionales más prestigiosas, ha señalado que esas reformas son fundamentales para derrotar la desigualdad y construir una economía más dinámica e innovadora, más allá de que se tengan que introducir cambios y mejorar su gestión política.
En suma, el modelo no volverá nunca a ser lo que era. La Enade terminó de ponerle la lápida. La multiplicación del número de partidos es expresión del fin del consenso que estuvo en su base. Lo que está en juego ahora es cuál será el modelo que vendrá a reemplazar lo que tenemos. Triunfarán aquello(a)s que como la Concertación en 1990 propongan un proyecto de futuro y sean capaces de concitar el concurso de una mayoría nacional.
Link: http://goo.gl/4yNwrm