#Dávalos vs #Peñailillo: Historia de una rivalidad

La declaración Sebastián Dávalos ante la fiscalía, reabrió su complejo episodio de pugnas y divisiones con el ex ministro Rodrigo Peñailillo.

Historia de una rivalidad

Varias conversaciones y contactos telefónicos tuvo ayer el círculo íntimo del ex ministro del Interior Rodrigo Peñailillo con personeros del PPD y la Nueva Mayoría, para analizar e intentar entender las razones por las cuales Sebastián Dávalos, hijo de la Presidenta Michelle Bachelet, optó por remover uno de los capítulos más complejos que ha enfrentado el actual gobierno.

El lunes, el ex director sociocultural de La Moneda declaró ante el fiscal regional de O´Higgins, Luis Toledo, quien investiga el caso Caval. En su relato, Dávalos responsabilizó a Peñailillo de haber ocupado el caso para “bajar el perfil” de su vinculación con la investigación de SQM, otro escándalo que terminó dejando fuera del gobierno a quien fuera el hombre más cercano a Bachelet.

En sus palabras, Dávalos apuntó a varios dirigentes del PPD, y en específico al círculo más cercano de Peñailillo: la G-90 (generación PPD de los ´90 encabezada por él), a quienes acusó de haber usado la información para terminar desplazándolo de sus funciones como director sociocultural de Palacio.

Y aunque ese mismo grupo admite en privado que la declaración de Caval volvió a golpearlos y complica la estrategia de “limpieza de imagen” del ex secretario de Estado, también creen que en sus palabras hay algo más que una estrategia judicial para enriquecer su defensa en la investigación de Caval: a juicio de ellos, habría un “gustito personal” por perjudicar al ex ministro, tomando en cuenta la histórica mala relación entre ambos, conocida incluso durante el primero gobierno de Bachelet.

Campaña 2013

Cuando Sebastián Dávalos se acercó al comando de su madre en diciembre de 2013 para ayudar en la campaña presidencial, en el entorno de Peñailillo recuerdan que la relación entre ambos ya era difícil. Sus amigos relatan que el descontento del ex ministro con el hijo de Bachelet partió en el primer gobierno de la Jefa de Estado. En esa época Peñailillo se desempeñaba como jefe de gabinete de la Mandataria, y según sus cercanos, recibía constantes cuestionamientos contra el cientista político por su rol en la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon).

Y aunque Peñailillo llegó a tener una buena relación con la hijas de la Presidenta (Francisca Dávalos y Sofía Henríquez), según sus amigos, ni Dávalos ni Peñailillo hicieron intentos por tener un vínculo más fluido.

Ya en la campaña presidencial con miras al segundo gobierno, la relación entre ambos fue de mal en peor. Un empoderado Peñailillo se desempeñaba como secretario ejecutivo del comando y según un miembro de la G-90, Dávalos intentó tener un rol importante en las finanzas. “Quería ser una suerte de ejecutivo de grandes contribuyentes”, afirma.

Sin embargo, fue el actual administrador de La Moneda, Cristián Riquelme, -ex encargado de la sociedad que administraba los recursos-, quien junto a Peñailillo evitaron que Dávalos tuviera un papel el ámbito económico. Además, en el entorno del ex ministro se cuestionó que Dávalos no tuviera redes regionales para realizar el trabajo en terreno, ni tampoco conexiones con los partidos.

Así, los integrantes del comando recuerdan que finalmente Dávalos participó pocas veces en la campaña. Tampoco se le solicitó que reemplazara a Bachelet en algunas visitas a terreno, cosa que sí hizo su madre, Ángela Jeria.

La tensión en La Moneda

El 14 de marzo de 2014, tres días después de asumir, Bachelet y Peñailillo tuvieron una de sus primeras reuniones bilaterales de trabajo en palacio. Antes de entrar en materia, el entonces ministro le preguntó a la mandataria cómo le había ido en la entrevista que durante la mañana le había dado a El Mercurio y que sería publicada el domingo 16. “Bien”, le respondió la jefa de Estado, pero con una frase adicional: “Dije que Sebastián va a asumir como director Sociocultural a cargo de las fundaciones”. La molestia de Peñailillo fue evidente. Hasta ese momento había tenido injerencia en casi todos los nombramientos y con la información ya en manos de los entrevistadores no había margen para revertir la llegada del primogénito presidencial.

De ahí en adelante, la convivencia con Dávalos en Palacio fue siempre precaria. Ninguno de los dos se dirigía la palabra y menos trabajaron juntos. En privado, Dávalos lo llamaba “galán rural” y Peñailillo no ocultaba entre sus cercanos la mala imagen que tenía del cientista.

La nula relación entre ambos se hizo pública el día en que explotó el caso Caval en febrero. Y es ahí donde integrantes de la G-90 admiten que Peñailillo cometió errores. Afirman que a ratos olvidó que se trataba del hijo de la Presidenta. Relatan que lo presionó para que dejara el cargo en Palacio y que lo obligó a confeccionar una declaración de patrimonio e intereses para entregar a los medios de comunicación. Todo, sin tomar en cuenta los costos emocionales, políticos y comunicacionales para la propia Bachelet.

Link: http://goo.gl/UEdyaG

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