“¿Cómo es posible que Chile haya tenido el boom que tuvo y no tenga el boom de gente? El ser cerrado y xenofóbico tiene un costo, no es gratis. Y es peor cuando no se sabe que lo está siendo”, afirma Ricardo Hausmann.
Después de su comentario en Twitter “¿Por qué Chile no crece? Porque está lleno de chilenos”, palabras que ocupó para referir una columna en donde habla del potencial de la inmigración, el economista de Harvard, Ricardo Hausmann, conversó con La Tercera acerca de la afirmación que generó picazón por estas tierras.
“La verdad es que mi columna tiene una audiencia global, por eso ejemplifiqué con Chile. Porque en cierto sentido es el país más exitoso de América Latina, pero es un país que no siente que le esté yendo tan bien”, dice el académico, quien se rió al enterarse de las repercusiones de su escrito.
Hausmann insiste en su tesis de que Chile se compara con países con altas tasas de inmigrantes, pero que la realidad, con números en mano, dice otra cosa.
“Ustedes se están asustando cuando están en el 1.8%, y miran con admiración a Australia y Nueva Zelandia, que son 27%”, sostiene.
Apunta en que acá en Chile sólo se advierten los aspectos negativos de la inmigración.
“Sí, es cierto que la inmigración está subiendo, pero desde niveles muy bajos. Están preocupados por el lado negativo y no está exaltando suficiente el lado positivo. La gran diferencia es que en Chile ese proceso está detenido, en cambio en EEUU o Europa es un proceso que tiene mucho vigor”.
Hausmann agrega que para tener claro cómo es el tema de inmigración en Chile, hay que preguntarle a los extranjeros y no a los nacionales. “No le creas a un chileno cuando dice que es muy fácil emigrar a Chile. Pregúntale a los extranjeros que van para allá. Los padres de Steve Jobs eran sirios y no hubieran pasado los requisitos que tienes tú”, dice.
Para validar sus argumentos plantea: “Por ejemplo, ustedes no hubiesen escogido inmigrantes libaneses y coreanos, pero mira lo que pasó en el sector manufacturero, que quedó en manos de los libaneses y los coreanos”.
“¿Cómo es posible que Chile haya tenido el boom que tuvo y no tenga el boom de gente? El ser cerrado y xenofóbico tiene un costo, no es gratis. Y es peor cuando no se sabe que lo está siendo”, sintetiza.
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