Premio Nacional de Historia Gabriel Salazar llama a rechazar el proceso constituyente («tramposo», dice) propuesto por la casta política.
El proceso constituyente impulsado por la presidenta Michelle Bachelet “es un ‘procedimiento’ que abre una consulta paternalista hacia la ciudadanía: se le dan unas cuantas clases y se le pide su opinión, pero se dejan las decisiones definitivas al Congreso Nacional”.
Como es ampliamente sabido, Gabriel Salazar (1936) es uno de los historiadores sociales más prolíficos del país. Estudió en el Liceo de Aplicación y luego en la Universidad de Chile donde, además de Historia, se tituló en Sociología y Filosofía. Fue ayudante de Mario Góngora, uno de los historiadores chilenos más importante del Siglo XX.
Tras el golpe militar fue secuestrado y torturado en Villa Grimaldi. En 1976 partió al Reino Unido donde se doctoró en Historia Social y Económica (Universidad de Hull). Volvió a Chile en 1985, año en que publicó su obra cumbre Labradores, peones y proletarios. Desde entonces no ha parado de investigar, escribir y publicar, convirtiéndose en una de las voces más escuchadas y autorizadas del debate politico en Chile.
Salazar estima que “la mayoría de los políticos chilenos está refractario hoy a una Asamblea Constituyente, ciudadana, libremente electa y libremente deliberada. Por tanto, el ‘poder constituyente’, es decir: la soberanía, se dejará en manos de un conglomerado de sujetos que tiene hoy un 97% de rechazo ciudadano, según todas las encuestas. Es decir: es una trampa”, asegura.
¿Qué desafíos impone al movimiento ciudadano y popular la “hoja de ruta” de Bachelet, en consideración del peligro que supone los mecanismos institucionales anunciados y teniendo en cuenta que todas las constituciones han sido manipuladas por la clase gobernante, privando al pueblo de la construcción participativa una constitución que lo represente? –le consultamos.
La ciudadanía y la clase popular están, desde hace dos o tres años, impulsando un proceso de ‘deliberación por la base’, a través de diversos tipos de asambleas locales. Las hay a lo largo de todo Chile, y se están auto-educando para ejercer por sí mismos el poder constituyente. Pero es un proceso lento, profundo y poderoso. Por tanto, ante la propuesta constituyente (tramposa) de los políticos, cabe pronunciar un ruidoso rechazo, agudizar la crítica y darse tiempo a sí mismo para concluir, adecuadamente, ese proceso de deliberación por abajo, ¡al tranco del pueblo!
Recapitulando
El 13 de octubre la presidenta Michelle Bachelet die el puntapié inicial al “proceso constituyente” con que busca reemplazar la actual Constitución impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet, en 1980.
En cadena nacional de radio y televisión, realizada desde La Moneda, la mandataria expuso los fundamentos de su decisión. “La actual Constitución tuvo su origen en dictadura y no responde a las necesidades de nuestra época, ni favorece a la democracia. Fue impuesta por unos pocos sobre la mayoría. Por eso nació sin legitimidad y no ha podido ser aceptada como propia por la ciudadanía”.
Tras hacer mención que desde el regreso de la democracia, en 1990, se le han introducido cambios importantes “que han atenuado su carácter autoritario”, afirmó que de todos modos “aún tiene mecanismos que obstaculizan el pleno ejercicio de la democracia y que no pueden ser eliminados con nuevos intentos parciales”.
Tras este enunciado, Bachelet propuso una hoja de ruta que dejó conforme al establishment dado que otorga un rol central al actual Congreso Nacional, que fue elegido a través del antidemocrático sistema electoral binominal y que goza de una gran antipatía en la población.
De acuerdo al anuncio Presidencial, ya no será bajo su mandato (2014-2018) en que se sancione la nueva constitución, sino que será el próximo Presidente y el nuevo Congreso Nacional, surgidos de las elecciones de noviembre de 2017, los que tendrán la última palabra.
El proceso constituyente impulsado por Bachelet partía el pasado mes de octubre. Comienza con una campaña de educación cívica, que se extenderá hasta marzo de 2016. En ese mes principiarían los “diálogos ciudadanos”, que se realizarán primero a nivel de las comunas, pasando por provincias y regiones, para concluir en una “síntesis a nivel nacional”. Esta síntesis se traducirá en lo que la Presidenta definió como “las bases ciudadanas para la nueva Constitución”, que le será entregada a ella en octubre de 2016.
Con la pretendida finalidad que este proceso “sea libre, transparente, sin distorsiones ni presiones de ningún tipo”, será supervisado por un Consejo Ciudadano de Observadores, nombrado por Bachelet e integrado por “ciudadanos de reconocido prestigio”, según ella aseguró.
A partir de dicha “síntesis”, la Presidenta y sus asesores elaborarán un proyecto de nueva constitución, que será ingresado al Congreso Nacional el segundo semestre de 2017, en plena campaña presidencial y parlamentaria.
Según sostuvo Bachelet, este proyecto constitucional recogerá “lo mejor de la tradición constitucional chilena” y será coherente “con las obligaciones jurídicas que Chile ha contraído con el mundo”.
En consideración que la actual Constitución no contempla un mecanismo para ser reemplazada, a fines del 2016 el Gobierno enviará al Congreso un proyecto de reforma constitucional en que se propondrá al actual Congreso que habilite al próximo para que sea él quien decida, por una mayoría de tres quintas partes, de entre cuatro alternativas, la forma de aprobación de la nueva Constitución.
Estas opciones son: una Comisión Bicameral de Senadores y Diputados; una Convención Constituyente mixta de parlamentarios y ciudadanos; una Asamblea Constituyente; o un plebiscito, para que sea la ciudadanía la que decida entre las anteriores alternativas.
La definición del mecanismo recaerá en el nuevo Congreso, que será elegido en noviembre de 2017, con un nuevo sistema electoral –más democrático que el actual binominal- y con nuevas leyes de partidos y de financiamiento electoral, “por lo que estará dotado –expresó Bachelet- de mayor legitimidad, representatividad y transparencia”.
Es importante señalar que el actual debate constituyente se da en momentos de gran desprestigio de las principales instituciones del país y de agotamiento del modelo económico y político consagrado en la Constitución de 1980.
Según una encuesta nacional de la consultora Cadem –dada a conocer el 18 de octubre- un 71 por ciento de la población está de acuerdo con que Chile necesita una nueva constitución y un 62% respalda la idea que el plebiscito es el mecanismo más adecuado para la definición del mecanismo.
Un estudio demoscópico de la Fundación Chile 21 –de octubre- afirma que un 69% de los chilenos apoya la asamblea constituyente. Un reciente estudio de Adimark sitúa ésta cifra en un 62%.
Link: http://goo.gl/6fNSh3
uno de los elementos pricipales en un proceso de entendimiento mutuo es el uso de un idioma en comun, personalmente no me considero con un nivel intelectual alto pero me reconozco no ser un analfabeto,. Al leer lo antereiormente espuesto, ve la importancias de tomar riendas en el asunto, pero el articulo no cumple con el objetivo promordial de comunicar en que forma este es un proyecto negativo…. Yo soy un fuerte creyente de que menos, es mas… osea, vamos directo al grano y con un lenguaje que todos podamos entender… Sino les recomiendo escribirlo en, ingles, portugues o noruego donde estaran obligados a ir al grano. C,Caro Bergen, Noruega.
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El proceso constituyente impulsado por la presidenta Michelle Bachelet “es un ‘procedimiento’ que abre una consulta paternalista hacia la ciudadanía: se le dan unas cuantas clases y se le pide su opinión, pero se dejan las decisiones definitivas al Congreso Nacional”.
Salazar estima que “la mayoría de los políticos chilenos está refractario hoy a una Asamblea Constituyente, ciudadana, libremente electa y libremente deliberada. Por tanto, el ‘poder constituyente’, es decir: la soberanía, se dejará en manos de un conglomerado de sujetos que tiene hoy un 97% de rechazo ciudadano, según todas las encuestas. Es decir: es una trampa”, asegura.
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Que más claro puede ser? El congreso, partidos políticos tienen un 97% de desaprobación, cientos de casos de corrupcion, desde la presidenta hacia abajo, incluyendo a todos los presidentes anteriores y congresos pasados.
Como pretenden ellos redactar una constitución? Ese es el punto.
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… para ir al grano y dejarse de trillar con paja molida tenemos que asumir que los que hablan ingles portugués noruego son los que están detrás – de nuestro gobernantes – haciéndose la américa y que nosotros trabajemos para ellos
un proceso constituyente con el proyecto de una nueva constitución no va a resolver nada si no se da una asamblea constituyente auto-convocada que culmine con una nueva constitución de la cual fluya un nuevo estado de derecho del cual quede establecida una nueva ideología de la legalidad
ahí esta el meollo del asunto
y ¿por que digo eso de una nueva ideología de la legalidad?
porque no se trata de democratizar, ni tampoco de reformar – las instituciones – sino que se trata de que las instituciones pueden modernizar sus edificios sus maquinas sus equipos sus vehículos sus tanques aviones barcos computadoras sistemas,
pero,
lo que pasa ahí adentro en su régimen interno si se puede democratizar y para eso se necesita una nueva ideología de la legalidad
es una de las maneras de cumplir con el objetivo primordial que esta detras de lo que se quiere lograr con el proceso constituyente
y se puede lograr democratizando el régimen interno institucional de todas las instituciones fiscales publicas y privadas
empezando por las instituciones del poder ejecutivo, legislativo y judicial
ejecutivo: un presidente con la facultad de mandar a su casa a un ministro presidente – quien formara el gabinete que va a gobernar – si no cumple con el programa de gobierno refrendado por votación voluntaria con inscripcion obligatoria tanto en las regiones internas como en las regiones del exterior
legislativo: sistema unicameral
judicial: tribunal constitucional
de lo contrario va a ser mas de lo mismo y seguiremos trabajando para los que estan detras de nuestros gobernantes haciendose la america
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… respondiendo a cristian caro; para ir al grano y dejarse de trillar con paja molida, tenemos que asumir que los que hablan ingles portugués noruego son los que están detrás – de nuestros gobernantes – haciéndose la américa y que nosotros trabajemos para ellos
un proceso constituyente con el proyecto de una nueva constitución no va a resolver nada si no se da una asamblea constituyente auto-convocada que culmine con una nueva constitución de la cual fluya un nuevo estado de derecho del cual quede establecida una nueva ideología de la legalidad
ahí esta el meollo del asunto
y ¿por que digo eso de una nueva ideología de la legalidad?
porque no se trata de democratizar, ni tampoco de reformar – las instituciones – sino que se trata de lo que pasa ahí adentro en su régimen interno
si se puede democratizarel el regimen interno institucional y para eso se necesita una nueva ideología de la legalidad
es una de las maneras de cumplir con el objetivo primordial que esta detras de lo que se quiere lograr con el proceso constituyente
y se puede lograr democratizando el régimen interno institucional de todas las instituciones fiscales publicas y privadas
de lo contrario va a ser mas de lo mismo y seguiremos trabajando para los que estan detras de nuestros gobernantes haciendose la america
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el señor salazar esta como el perro del hortelano, es decir no come ni deja comer. estoy hasta la tusa de aquellas personas que hacen olitas , encuentras «matices» o que encuentran todo malo, sin dar una propuesta alternativa.
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La propuesta alternativa es una Asamblea Constituyente 😉
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Si no conoces el trabajo de don Gabriel, creo que es mejor no omitir juicios únicamente basados en ésta critica en particular. Salazar siempre ha planteado soluciones en sus argumentos, en charlas (que de paso podrías revisar, están en youtube). Se muestra bastante lúcido ante el rol del ciudadano común en el ejercicio de la soberanía (que no comprende precisamente, ir a votar por una parrilla pre-seleccionada para presidentes).
Saludos!
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En lo personal no creo en las revoluciones, derraman sangre y pasan a llevar lo bueno como algo malo. Transantiago es un ejemplo. Prefiero las evoluciones, ese mecanismo largo pero seguro por el cual un protozoo es hoy un ser humano, es más lento cuerto, pero es la firma adecuada de crecer. Atendiendo a estos pensamientos, creo que dado que el binominal no existe más, es que deberíamos someter a nuestra actual constitución a mejoras evolutivas, primero para evitar un desastre por error como lo fue transantiago y segundo por que la constitución necesita suempre ser revisada y mejorada en función del cambio en las sociedades. Lo que más necesita nuestra actual constitución es asegurar de mejor manera la privacidad de sus ciudadanos en la era digital, pero no necesita modificar el derecho a la propiedad privada que ya está bien establecida en la actual carta magna, por dar un par de ejemplos
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Concuerdo en que el «proceso constituyente» puede transformarse en una trampa, pero por lo mismo, esa «base [popular] deliberante» de la que habla Salazar tiene el deber de llenar todos los espacios que se le presenten, ya sea para darle un contenido propio, como también para torcerle las intenciones a aquellos que pretenden manipular el proceso. Sin embargo, surgen dudas razonables cuando esa base deliberante no se ve o no se expresa en la vida cotidiana más allá de lo que el poder hegemónico le permite. ¿No será éste otro de los sueños de Salazar, de un movimiento social organizándose y activándose casi subterráneamente en pos de su empoderamiento sociocultural y político? Eso de que el proceso de deliberación por abajo es lento puede ser cierto, más aun cuando muchos «deliberantes» están más preocupados ahora del consumismo navideño, de las vacaciones de verano y de otros menesteres relacionados con la hegemonía neoliberal.
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