por Thomas Nagel, filósofo estadounidense.
En este ensayo se intenta mostrar la contribución distintiva de John Rawls a la tradición liberal. Se destaca su fundamentación del pluralismo como valioso en sí y no como un mero modus vivendi, y su compatibilidad tanto con convicciones religiosas fuertes y ortodoxas como con filosofías más escépticas. Por otro lado, se subraya la prioridad que Rawls concede al mejoramiento de los más desfavorecidos como la única manera de justificar las desigualdades socioeconómicas.
La palabra “liberalismo” tiene diferentes significados para distintas personas. El término lo emplea actualmente en Europa la izquierda para fustigar a la derecha por profesar una fe ciega en el valor de una economía de mercado irrestricta y prestar insuficiente atención al importante papel que le cabe al Estado en la tarea de hacer realidad los valores de igualdad y justicia social. (En ocasiones este uso está marcado por las variantes “neoliberalismo” o “ultraliberalismo”.) En los Estados Unidos, por otra parte, el término lo utiliza la derecha para fustigar a la izquierda por su apego no realista a los valores de igualdad social y económica, y por su excesiva propensión a utilizar el poder estatal para perseguir esos fines sacrificando la libertad y la iniciativa individuales. Así pues, los republicanos estadounidenses que censuran a los miembros del Partido Demócrata calificándolos de liberales sensibleros son precisamente el tipo de individuos a los que los socialistas franceses reprueban tildándolos de liberales desalmados.
Tanto el primero como el segundo de estos usos peyorativos diametralmente opuestos poseen algún grado de sustentación en la amplia tradición del liberalismo como un conjunto de movimientos e ideas de carácter político que comparten ciertas convicciones y discrepan respecto de otras. Un aspecto significativo de nuestra era es que actualmente la mayor parte del debate político en el mundo occidental tiene lugar entre distintas ramas de esta tradición. Sus grandes figuras históricas son Locke, Rousseau, Constant, Kant y Mill, y en el siglo pasado entre sus representantes intelectuales se han incluido Dewey, Orwell, Hayek, Aron, Hart, Berlin y muchos otros. Con la reciente expansión de la democracia el liberalismo ha adquirido importancia política en países de todo el mundo.
Rawls ocupa un lugar especial dentro de esta tradición, pues ha explorado y desarrollado sus fundamentos filosóficos llegando a profundidades sin precedentes —transformando de este modo la disciplina de la teoría política en nuestra era—, y ha sostenido una visión distintiva y marcadamente igualitaria que está reñida con muchas otras posturas en el ámbito liberal, aunque él la ve como una perspectiva que sigue las ideas básicas del liberalismo hasta su conclusión lógica.
Un indicio de la importancia de una teoría política es la vehemencia con que es atacada y la necesidad que experimentan sus oponentes de explicar sus discrepancias y de situarse en relación con ella. Rawls ha sido atacado implacablemente, y desde muchas direcciones, pues su teoría de la justicia posee el tipo de substancia real que genera intensos desacuerdos. Si bien el estilo de presentación es siempre moderado en vez de desafiante, las visiones mismas son altamente polémicas. Por ejemplo, no representan la corriente de opinión liberal que prevalece hoy en día en los Estados Unidos.
En pocas palabras, lo que Rawls ha hecho es combinar los muy sólidos principios de la igualdad social y económica vinculados al socialismo europeo con los igualmente sólidos principios de tolerancia pluralista y libertad personal asociados al liberalismo estadounidense, y lo ha hecho en una teoría que los deriva de una base común. El resultado se aproxima en espíritu más a la socialdemocracia europea que a cualquiera de los movimientos políticos predominantes en los Estados Unidos.
La teoría de Rawls constituye la última etapa de una larga evolución en el contenido del liberalismo, que se inicia con una noción más restringida, ejemplificada por Locke, que se centraba en la libertad personal y la igualdad política. La evolución ha obedecido sobre todo al reconocimiento de la importancia de las estructuras sociales y económicas, al igual que de las instituciones políticas y jurídicas, en el proceso de moldear la vida de la gente, y a la aceptación gradual de la responsabilidad social debida a sus efectos. Cuando la misma atención moral se dirigió hacia estos aspectos, tal como antes se había concentrado en instituciones estrictamente políticas y en los usos del poder político, el resultado fue una expansión del ideal social liberal y una concepción ampliada de la justicia. En efecto, el empleo de los términos “justa” e “injusta” para describir no sólo acciones y leyes individuales sino además sociedades enteras y sistemas sociales o económicos es una manifestación relativamente reciente de este cambio de perspectiva. El liberalismo de Rawls representa la toma de conciencia más plena hasta hoy en día de esta concepción de la justicia de una sociedad en su conjunto, en virtud de la cual todas las instituciones que forman parte de la estructura básica de la sociedad tienen que ser evaluadas de acuerdo con un criterio común.
Vídeo: Teoría de la Justicia de John Rawls
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