En esta oportunidad conversamos con el periodista y escritor Pedro Cayuqueo, uno de los intelectuales mapuche más importante de la actualidad, que destaca en el mundo literario nacional con sus crónicas y columnas que siempre enriquecen, estremeciendo, las bases identitarias del país: “Nuestra lucha no es contra los chilenos, es contra una idea de Chile que también hizo crisis en octubre de 2019”, nos recalca, mostrándonos un Wallmapu de historia diversa, abierta, de intercambio, desde donde esgrime una propuesta inclusiva de autonomía.

¿Desde tu reflexión, cuáles son los mecanismos, modelos, instituciones, con las cuales es posible implementar la autonomía indígena y mapuche en La Araucanía?
Yo adhiero a la idea de una propuesta de autonomía regional pluriétnica, es decir, un modelo autonómico para la Araucanía siguiendo el modelo de las comunidades autónomas de España, al estilo de Catalunya o el País Vasco. Es decir, un autogobierno para el País Mapuche. Es una propuesta que data de los años noventa, originada en el Centro de Estudios Mapuche Liwen y que aterrizó muy tempranamente esta idea de la “autonomía” a una propuesta política concreta. Hablamos de un tipo de federalismo atenuado, un macroterritorio con un estatus político-administrativo diferenciado del resto del país, con parlamento propio, autoridades electas, presupuesto local, etcétera. Me gusta porque incluye a toda la población regional, mapuche y chilena, y genera una comunidad política donde podríamos disputar el poder y aspirar también a ser gobierno. Hay otros modelos, por cierto. La autonomía, que es el ejercicio de la autodeterminación interna, no confundir con separatismo o secesión, también puede ser a nivel de lof, a nivel de comunidades, incluso a nivel de futalmapu si se quiere recuperar y fortalecer una estructura social propia. También se puede partir de lo ya existente en la ley indígena, por ejemplo las Áreas de Desarrollo Indígena podrían ser laboratorios de traspaso de competencias a las jefaturas mapuche locales, en fin, hay infinidad de fórmulas que se podrían explorar. Lo relevante es que es un camino posible de transitar, hay muchísima experiencia comparada; la Comarca Kuna en Panamá, la autonomía miskito en la Costa Atlántica de Nicaragua, los resguardos indígenas en Colombia o el autogobierno de las tribus en Estados Unidos y Canadá. El desafio es lograr que sea una demanda compartida por la población chilena en Wallmapu, no solo una aspiración mapuche. A ellos hay que explicarle que autonomía no es partir Chile por la mitad, es básicamente traspaso de competencias y descentralización efectiva, un mejor vivir para todos y todas, sean mapuche o no los habitantes del territorio.
Con una Constitución federal se soluciona el problema de la nacion mapuche
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