La violencia política es un medio común usado por los pueblos y gobiernos de todo el mundo para lograr objetivos «políticos», esto es, relacionados con los siguientes poderes; legislativo, ejecutivo y judicial de un Estado.

Como muchos grupos y personas creen que sus sistemas políticos no responden a sus demandas políticas, recurren a uno de los Derechos del hombre reconocidos, implícitamente, en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y, explícitamente, en las Constituciones de la Revolución Francesa de 1789 y 1793, el de Resistencia a la opresión, para cambiar la forma de gobierno en todo o en parte (alguna disposición concreta) por medio de acciones de fuerza. Es, pues, una forma de activismo, propaganda, presión o persuasión entre muchos otros menos discutibles según criterios éticos, como la desobediencia civil o la no violencia.