#Boric y el legado de #Aylwin: “Optaron por una política de acuerdos que legitimó el modelo de la #dictadura”

El diputado escribió en The Clinic una columna explicando por qué es uno de los pocos en no» reconocer al expresidente como un demócrata ejemplar».

Aylwin y Pinochet

Había sido uno de los pocos politicos que no se había pronunciado sobre la muerte de Patricio Aylwin, el primer presidente democrático tras la caída de la dictadura. Esto había molestado a gente como Matías del Río, que al aire dijo que “le jode” que los diputados jóvenes no tengan palabras para el ex mandatario.

Pero Boric sí tenía mucho que decir sobre el legado de Aylwin, aunque no precisamente para hacer un homenaje. Ya en Canal 13 tuvo un enfrentamiento con Camilo Escalona, donde irritó al ex senador con frases como “a partir de lo que sucedió en esa época tenemos hoy día AFPs que le roban a los chilenos, un sistema de salud que segrega y la educación actual, y eso no es culpa de Pinochet”.

En una columna en el diario The Clinic, Boric profundizó en sus diferencias con el fallecido Aylwin y explicó por qué “seremos unos pocos los que no nos sumaremos” a los homenajes al fallecido ex presidente.

“Si tuviera que definirlo en una sola palabra, diría que Aylwin fue un personaje contradictorio. Contradictorio porque promovió el golpe de Estado del 11 de Septiembre y una vez consumado este lo justificó sin ambages, como también fue promotor de la recuperación de la democracia una vez consolidada la dictadura, más extensa y más brutal de lo que cualquiera se hubiera imaginado en los tensos días de 1973″, escribió el diputado.

Luego, se centró en el legado de su gobierno y en el período conocido como la transición. Según él, “la historia oficial dice que la dictadura cayó con un plebiscito”, pero se olvidó de que fue “la organización del pueblo la que horadó la supuesta solidez de la dictadura, la que levantó del olvido a sus muertos, la que dijo basta a la tortura y la que afirmó premonitoriamente que vivir dignamente era un derecho…”. En ese sentido, Boric se pregunta “¿qué fue de ese pueblo en la nueva democracia?”.

Y el propio diputado responde: “Al pueblo se le dijo entonces lo mismo que hoy los políticos del viejo orden le dicen a quienes se movilizan por un Chile distinto: ‘muchas gracias por su participación, por poner los temas en la palestra, pero ahora déjennos a nosotros hacernos cargo, que sabemos cómo se hace’”.

“El pueblo, que se había sacrificado por terminar con la dictadura cívico militar, ya no era necesario para construir la nueva democracia. Era mejor mantenerlo aislado, separado, marginado. Había que cuidar la gobernabilidad. No molestar más de la cuenta a militares ni empresarios. Y los políticos de entonces se aprendieron el libreto de memoria y empezaron a actuar, ‘en la medida de lo posible’”, dice Boric, quien luego se hace una nueva pregunta, que es la que le da el título a su columna: “¿Quién define lo que es posible y lo que no?”.

“La elite concertacionista de principios de los ‘90s creyó que era más importante ponerse de acuerdo con la derecha, militares y empresarios, que llevar adelante el programa que ellos mismos habían comprometido. Optaron entonces por construir una política de los acuerdos que terminó por legitimar, en la práctica, el modelo que la dictadura había impuesto“, sentencia.

Según el análisis del representante de la Izquierda Autónoma, para que “no hubiese oposición posible al nuevo consenso”, el gobierno de la transición cortó “las vías de financiamiento internacional para medios independientes y el avisaje estatal se concentró en los dos grupos más poderosos que habían sido colaboradores activos de la dictadura y sus transformaciones: Copesa y El Mercurio”.

También, según Boric, “la política se redujo a los pasillos del Congreso, la Moneda y los salones empresariales y militares, y cuando desde la sociedad civil se intentó hacer política, el portazo que recibieron resuena hasta los días de hoy”.

Para el magallánico durante el período “se decidió cerrar los ojos a las privatizaciones (robos), y se fueron mimetizando quienes estaban a uno y otro lado. Los discursos de la moderación, la técnica como herramienta de la dominación con pretensión de neutralidad y las vanguardias iluminadas (sean estas de tecnócratas o de revolucionarios), ya tuvieron su ocasión”, concluye, para decir que “ahora le toca a la sociedad en su conjunto definir cuáles son los límites de lo posible”.

Link: http://goo.gl/SyCfLz

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